Las tres estaciones de El síndrome de Tourette de Christian Peña ( Ciudad de México, 1985) las rige un sentimiento común o, diría con Ungaretti, un sentimiento del mundo: la fragilidad humana. Si la etimología de la palabra “enfermedad” refiere una falta de firmeza, física y mental, la correspondencia del lenguaje poético se conecta con el necesario, además de propiciatorio, enrarecimiento y debilidad de las palabras. Llevadas a un estado en coma, en el mejor de los casos, esas partículas de la lengua regresará a su origen mítico y metafórico. Situado en ese escenario de crisis, el sugestivo y bien tramado drama em gente presentado por Peña, acentúa la experiencia de los márgenes. En ese otro presenciar lo real, sea el de un tourettista, un personaje de circo paupérrimo o un solitario en su habitación oscura, la percepción del universo y de la vida rebasa todos los esquemas impuestos por la salud y la lógica. Con esa impronta crítica e incluyente, con múltiples recursos formales puestos siempre a examen, pródiga en diálogos
y reinvenciones textuales, el presente volumen, con otros publicados por el mismo autor, trae novedades y certezas a la poesía mexicana, pero también, aventura, misterio y tensión.
Ernesto Lumbreras