Una palabra debe temblar una vez tocada por las manos de la ansiedad y el anhelo, el peligro y el asombro, con todo lo que forma nuestra sensibilidad. Esa palabra temblorosa rompe la cáscara de huevo del lenguaje común y entra en el cosmos de la poesía. La búsqueda constante de Arturo Loera para tocar las sensibilidades de lenguas y seres extranjeros, su asombro y su ansiedad, le dan una voz especial en la poesía mexicana que nos abraza con los brazos abiertos de muchas naciones y culturas. Este y oeste, lejos y cerca se mezclan en un grito, el grito de una palabra para renacer y sí, en Nada notable, página por página, podemos observar el renacimiento de las palabras.
Mohsen Emadi