Hic leones dicen los viejos mapas. Hic leones: aquí hay leones, en la traducción literal. Pero también quiere decir aquí, este trozo de mapa, es allá: ese lugar peligroso incluso de imaginar. Los leones repetidos, la abundancia de leones, no es la de enemigos, sino ángeles feroces que resguardaban a los antiguos de lo verdaderamente terrible. Y Bruno Ríos, en este libro asedia los modos de ir allá. Para comenzar, entiende dolorosamente bien cómo ha cambiado, cómo se ha invertido, esta distancia. Y sabe además cómo escribirla: ¿Dónde está ese lugar del que, aún hoy, me sigo yendo? Entiende que el aquí que es allá, no está lejos ni fuera sino que lo habita. Es un allá que ha sido ciudades, desierto, mar pero también y sobre todo, es un espacio vivido: Si esta tierra estrecha pudiera decir su sangre, hablari´a sobre los seres que la habitan Un espacio donde junto a las vidas de los vivos arden las vidas de los muertos. Para el amor del verso, amigo de la memoria,
no hay diferencia entre las vidas de los vivos y las vidas de los muertos. El poeta encuentra en sí, la cueva y a los leones y nos invita a estar con ellos.
José Ramón Ruisánchez