Para Geney Beltrán la desventura es la marca de la cotidianeidad: el trabajo, la familia, la pareja, no son más que distintos escenarios de una soledad multitudinaria. Estos cuentos son un esmerado examen de las pesadillas a las que nos acostumbramos, y un elogio de la alucinación como vehículo para escapar de esa otra locura. Minuciosos estudios de seres solitarios en medio de la multitud. Geney Beltrán se ha tomado el tiempo de reparar en la materia de la que están hechas nuestras pesadillas: la pareja, el trabajo, la familia. Ésta es la clase de libro que necesitamos para entender los infiernos cotidianos.
Yuri Herrera