Los relatos de Esther Seligson alegan una estructura libre, a menudo sinuosa o irregular, pues son la trasmutación en palabras de los movimientos de la consciencia, una deriva que puede ir hacia la memoria, la imaginación y la reflexión. Seligson busca atrapar los ires y venires de la percepción humana en instantes fundacionales de la existencia. Y esto no era un simple enmascarar lo autobiográfico: su capacidad de desdoblamiento la llevó a reescribir el mito o a crear personajes comunes desde el ángulo de la intimidad, rastreando las parcelas de la pasión, el desamor, los celos, la soledad, a través de una prosa audaz en su construcción metafórica, de una pasmosa fuerza expresiva.
Geney Beltrán Félix