“Partido en varios/ egos voy recorriendo/ diversas sendas”, dice una versión de Hernández Busto a partir de un haiku de Nagata Koi. Versiones, apropiaciones, homenajes o parafraseos (honkadori, sería el término exacto en la tradición japonesa) componen este libro-jardín Pero no hay egos, y sí paisajes íntimos que nos competen a todos: una conversación entre poetas de distintas latitudes donde los lectores también nos reconocemos. Eso es, finalmente, la poesía: una comunión con el mundo, una refutación o contemplación de nosotros en él; una o varias preguntas que se deslían en palabras cuando nuestros ojos miran hacia afuera y la mirada vuelve hacia nosotros. Pocos poetas, en la tradición hispanoamericana, consiguen que estas formas breves alcancen una construcción autosuficiente y digna. Afortunadamente, Hernández Busto pertenece esos happy few.
Malva Flores